Tabaco y Esclerosis Múltiple
El objetivo fue estudiar la influencia de los hábitos tabáquicos, la exposición al tabaquismo pasivo y el consumo de tabaco en la progresión de la enfermedad, el rendimiento cognitivo y la calidad de vida en pacientes con esclerosis múltiple (EM).
Se categorizó a los pacientes de dos estudios de casos y controles basados en la población en función de la exposición al tabaco en el momento del diagnóstico y se les realizó un seguimiento hasta 15 años después del diagnóstico a través del registro sueco de EM (n=9089) en relación con los cambios en la Escala Expandida del Estado de Discapacidad (EDSS), la Escala de Impacto de la Esclerosis Múltiple 29 y la Prueba de Modalidades Digitales Simbólicas.
En comparación con los no fumadores, los fumadores actuales presentaban una progresión más rápida de la EDSS (βfumar actual×tiempo=0,03; IC del 95%: 0,02 a 0,04).
Una progresión más rápida de la EDSS también se asoció con el tabaquismo pasivo (βfumador pasivo actual×tiempo=0,04; IC del 95%: 0,03 a 0,06).
La exposición al humo influyó negativamente en todos los resultados secundarios. Los que siguieron fumando tuvieron peores resultados que los que dejaron de fumar tras el diagnóstico. Los consumidores de tabaco tuvieron una evolución más favorable en la EDSS, en comparación con los que nunca lo consumieron.
Estos resultados indican que tanto el tabaquismo como el tabaquismo pasivo tienen una influencia negativa en la EM y que dejar de fumar tras el diagnóstico puede ser una importante medida preventiva secundaria.
El consumo de tabaco se asoció con una progresión más lenta de la enfermedad, lo que sugiere que el tratamiento sustitutivo con nicotina podría ser una forma atractiva de aumentar las posibilidades de dejar de fumar entre los pacientes con EM.
Fuente: Journal of Neurology, Neurosurgery & Psychiatry 2023;94:589-596